Cuando era
estudiante, aunque mucha gente no lo entendía, tenía la buena o mala costumbre
de preparar mis exámenes siempre con música de fondo. Nunca soporté demasiado
bien el absoluto silencio de las bibliotecas, que más que ayudarme a
concentrarme lo que hacía era ponerme algo histérico. Como fondo de aquellos
estudios, sobre todo cuando eran serios, casi siempre tenía música clásica,
creo que al no tener letra ayudaba un poco más a concentrarme y aislarme del
mundo exterior. Luego la seguí escuchando, pero cada vez quedaba más lejos en
las opciones de algo que escuchar Viene esta introducción a cuento de la serie
que os dejo hoy, que volvió a meterme en el mundo de este tipo de música y a
hacer que vuelva a sonar de fondo en muchos momentos del día, mientras trabajo
en casa, leo o en el coche. Me la recomendó un buen amigo, porque no había oído
hablar demasiado de ella, pero tras ver un par de episodios me quedé enganchado
a “Mozart in the jungle” por un montón de razones, no solo por ese fondo de
música clásica que flota en todo momento.
Curiosamente
es una producción de Amazon, que ahora lleva un tiempo intentando meterse
dentro de este mundo televisivo con series más o menos pequeñas pero buscando
siempre la calidad, aunque algunas fracasaron estrepitosamente, aunque no es el
caso de esta. Además de tener un buen éxito de audiencia ganó dos Globos de Oro
en la edición de este año. Uno a la mejor producción de comedia o musical y el
otro para uno de sus actores protagonistas. En poco tiempo me ventilé las dos
temporadas que hay hasta el momento y estoy esperando que aparezca la tercera.
Son temporadas cortas, de diez episodios cada una, y además es de esas series
que puedes ver en cualquier momento perdido, porque cada uno dura poco más de
veinte minutos.
La serie está
inspirada en una novela de Blair Tindall, una oboísta en varias orquestas y
periodista además. El título es el mismo de la serie, “Mozart en la jungla:
sexo, drogas y música clásica”. Los primeros capítulos están dirigidos por
conocidos directores, tanto de cine como de series y también los productores
son bastante conocidos. Uno de ellos, que además en cierto momento aparecerá
como actor fijo en la misma, es Jason Schwartzman, conocido actor y que es
también el creador de una de las series más extrañas, originales y cínicas que
se pueden ver, aunque ya tiene un tiempo, “Boreth to death”, por cierto, más
que recomendable.
El
protagonista de la serie es la Orquesta Sinfónica de Nueva York, sus músicos,
sus directores, los gestores de la misma, donantes y demás personas que
circulan alrededor de toda esta gran estructura. Para mí la protagonista
central es la música, todos los que en ella aparecen de un modo u otro viven
por y para ella, para la gran música. Al principio conoceremos a Hailey, una joven
oboísta que tiene el sueño de poder tocar en esa gran orquesta. Empieza la
serie con el cambio de director. Thomas Penbridge está ya un poco mayor y
deciden traer a un joven algo excéntrico, Rodrigo de Sousa. A partir de aquí
todo cambiará un poco, Rodrigo tiene una forma curiosa de trabajar, de dirigir
y de comportarse. Su vida es un pequeño caos, dominado por la pasión en todo lo
que hace, ya sea con la orquesta o con su vida. Hailey se convertirá en su
asistente, además de intentar entrar en la orquesta para lo que tendrá que
enfrentarse con alguno de sus compañeros. Todo esto aderezado, como dice el
título de la novela, con algo de sexo diverso y variado, una pequeña porción de
drogas (genial el personaje del percusionista) y mucha música clásica. Un mundo
de intrigas, de pasiones de todo tipo, de rivalidades, de amor a las personas,
a la música y a uno mismo. Pero que nadie piense que tiene tono de tragedia o
drama, para nada. En realidad es una comedia con la que nos reiremos muchas
veces, con situaciones a veces ridículas y otras geniales, con personajes
realmente estupendos que nos harán querer seguir viendo que pasa con sus
pequeñas y grandes vidas. Hasta el más pequeño, como puede ser Pavel, el
encargado del mantenimiento de la sala, tendrá algo importante que decir en más
de un momento.
En cuanto a
los actores todos geniales. Para los dos papeles quizá centrales, los dos
directores, se guardan a dos grandes actores, uno ya más que reconocido y otro
que con esta serie y alguna película anterior, está entrando de lleno en el
mundo del cine americano. Thomas Pembridge está interpretado por Malcom
McDowell, entre otras muchas cosas, el inolvidable protagonista de “La naranja
mecánica”. Excéntrico, cascarrabias, una persona que no lleva nada bien tener
que dejar SU orquesta a otra persona, algo que a veces entiende y defiende pero
que en otras ocasiones no lleva tan bien. Pero el personaje central es Rodrigo
de Sousa, el joven genio mejicano que llega para hacerse cargo de la gran
orquesta y a la que quiere convertir en la mejor posible con mucho trabajo,
pasión y más de una excentricidad. Gael García Bernal es el encargado de
encarnar a este personaje y lo borda. Él es el ganador del Globo de Oro del
2016 al mejor actor de comedia o musical, y creo que lo merece con creces
porque está realmente impresionante. Con sus rarezas, su mate, su forma de
hacer las cosas pensando solo en su música y en la excelencia de la orquesta,
todos los mejores momentos de la serie están prácticamente en sus manos.
No me canso de
decir que hoy por hoy hay más calidad en general en muchas series de televisión
que en el cine y está, de nuevo, es otra de las pruebas. Es una serie fresca,
original, con momentos realmente grandes que nos harán disfrutar sin grandes
complicaciones, pero impecablemente facturada. El nivel de dirección e
interpretación es realmente alto y le da un gran empaque a una historia nada
complicada. Parece que no va a dar demasiado de sí, que solo será una colección
de cosas raras de Rodrigo, de los problemas entre los músicos o el director o
de las complicadas relaciones entre ellos, pero no. Yo me quedé enganchado a
esta historia, a sus derivaciones con otros personajes que parecen ajenos a ese
mundo pero que tendrán mucho que ver entre ellos y que aportarán muchas cosas.
Todo un entramado de música y notas que afecta a mucha más gente que los
músicos. Y todo tratado con un gran sentido del humor que nos hará pasar un
gran rato. Eso sí, yo la recomendaría en versión original subtitulada. No es
que esté mal en la versión doblada, pero la voz de Rodrigo en esta quizá sea
algo forzada de más, sobre todo si la comparamos con el original, donde Bernal
da todo un recital de interpretación.
No voy a decir
mucho más, solo que intentéis verla porque creo que merece la pena. En mi caso
además de por lo que bien que lo pasé porque recuperé ese mundo genial de la
música clásica, que tenía un poco abandonado. Aunque solo valga para terminar
este texto con el “Bolero” de Ravel de fondo ya ha merecido la pena. Seguid las
aventuras de este “Mozart en la jungla” de asfalto que es la ciudad de Nueva
York, una jungla de edificios, de egos enfrentados, de dinero, de envidias…pero
sobre todo de reverencia por la música.
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