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martes, 8 de marzo de 2016

"Mozart in the jungle"


Cuando era estudiante, aunque mucha gente no lo entendía, tenía la buena o mala costumbre de preparar mis exámenes siempre con música de fondo. Nunca soporté demasiado bien el absoluto silencio de las bibliotecas, que más que ayudarme a concentrarme lo que hacía era ponerme algo histérico. Como fondo de aquellos estudios, sobre todo cuando eran serios, casi siempre tenía música clásica, creo que al no tener letra ayudaba un poco más a concentrarme y aislarme del mundo exterior. Luego la seguí escuchando, pero cada vez quedaba más lejos en las opciones de algo que escuchar Viene esta introducción a cuento de la serie que os dejo hoy, que volvió a meterme en el mundo de este tipo de música y a hacer que vuelva a sonar de fondo en muchos momentos del día, mientras trabajo en casa, leo o en el coche. Me la recomendó un buen amigo, porque no había oído hablar demasiado de ella, pero tras ver un par de episodios me quedé enganchado a “Mozart in the jungle” por un montón de razones, no solo por ese fondo de música clásica que flota en todo momento.

Curiosamente es una producción de Amazon, que ahora lleva un tiempo intentando meterse dentro de este mundo televisivo con series más o menos pequeñas pero buscando siempre la calidad, aunque algunas fracasaron estrepitosamente, aunque no es el caso de esta. Además de tener un buen éxito de audiencia ganó dos Globos de Oro en la edición de este año. Uno a la mejor producción de comedia o musical y el otro para uno de sus actores protagonistas. En poco tiempo me ventilé las dos temporadas que hay hasta el momento y estoy esperando que aparezca la tercera. Son temporadas cortas, de diez episodios cada una, y además es de esas series que puedes ver en cualquier momento perdido, porque cada uno dura poco más de veinte  minutos.

La serie está inspirada en una novela de Blair Tindall, una oboísta en varias orquestas y periodista además. El título es el mismo de la serie, “Mozart en la jungla: sexo, drogas y música clásica”. Los primeros capítulos están dirigidos por conocidos directores, tanto de cine como de series y también los productores son bastante conocidos. Uno de ellos, que además en cierto momento aparecerá como actor fijo en la misma, es Jason Schwartzman, conocido actor y que es también el creador de una de las series más extrañas, originales y cínicas que se pueden ver, aunque ya tiene un tiempo, “Boreth to death”, por cierto, más que recomendable.

El protagonista de la serie es la Orquesta Sinfónica de Nueva York, sus músicos, sus directores, los gestores de la misma, donantes y demás personas que circulan alrededor de toda esta gran estructura. Para mí la protagonista central es la música, todos los que en ella aparecen de un modo u otro viven por y para ella, para la gran música. Al principio conoceremos a Hailey, una joven oboísta que tiene el sueño de poder tocar en esa gran orquesta. Empieza la serie con el cambio de director. Thomas Penbridge está ya un poco mayor y deciden traer a un joven algo excéntrico, Rodrigo de Sousa. A partir de aquí todo cambiará un poco, Rodrigo tiene una forma curiosa de trabajar, de dirigir y de comportarse. Su vida es un pequeño caos, dominado por la pasión en todo lo que hace, ya sea con la orquesta o con su vida. Hailey se convertirá en su asistente, además de intentar entrar en la orquesta para lo que tendrá que enfrentarse con alguno de sus compañeros. Todo esto aderezado, como dice el título de la novela, con algo de sexo diverso y variado, una pequeña porción de drogas (genial el personaje del percusionista) y mucha música clásica. Un mundo de intrigas, de pasiones de todo tipo, de rivalidades, de amor a las personas, a la música y a uno mismo. Pero que nadie piense que tiene tono de tragedia o drama, para nada. En realidad es una comedia con la que nos reiremos muchas veces, con situaciones a veces ridículas y otras geniales, con personajes realmente estupendos que nos harán querer seguir viendo que pasa con sus pequeñas y grandes vidas. Hasta el más pequeño, como puede ser Pavel, el encargado del mantenimiento de la sala, tendrá algo importante que decir en más de un momento.


En cuanto a los actores todos geniales. Para los dos papeles quizá centrales, los dos directores, se guardan a dos grandes actores, uno ya más que reconocido y otro que con esta serie y alguna película anterior, está entrando de lleno en el mundo del cine americano. Thomas Pembridge está interpretado por Malcom McDowell, entre otras muchas cosas, el inolvidable protagonista de “La naranja mecánica”. Excéntrico, cascarrabias, una persona que no lleva nada bien tener que dejar SU orquesta a otra persona, algo que a veces entiende y defiende pero que en otras ocasiones no lleva tan bien. Pero el personaje central es Rodrigo de Sousa, el joven genio mejicano que llega para hacerse cargo de la gran orquesta y a la que quiere convertir en la mejor posible con mucho trabajo, pasión y más de una excentricidad. Gael García Bernal es el encargado de encarnar a este personaje y lo borda. Él es el ganador del Globo de Oro del 2016 al mejor actor de comedia o musical, y creo que lo merece con creces porque está realmente impresionante. Con sus rarezas, su mate, su forma de hacer las cosas pensando solo en su música y en la excelencia de la orquesta, todos los mejores momentos de la serie están prácticamente en sus manos.

No me canso de decir que hoy por hoy hay más calidad en general en muchas series de televisión que en el cine y está, de nuevo, es otra de las pruebas. Es una serie fresca, original, con momentos realmente grandes que nos harán disfrutar sin grandes complicaciones, pero impecablemente facturada. El nivel de dirección e interpretación es realmente alto y le da un gran empaque a una historia nada complicada. Parece que no va a dar demasiado de sí, que solo será una colección de cosas raras de Rodrigo, de los problemas entre los músicos o el director o de las complicadas relaciones entre ellos, pero no. Yo me quedé enganchado a esta historia, a sus derivaciones con otros personajes que parecen ajenos a ese mundo pero que tendrán mucho que ver entre ellos y que aportarán muchas cosas. Todo un entramado de música y notas que afecta a mucha más gente que los músicos. Y todo tratado con un gran sentido del humor que nos hará pasar un gran rato. Eso sí, yo la recomendaría en versión original subtitulada. No es que esté mal en la versión doblada, pero la voz de Rodrigo en esta quizá sea algo forzada de más, sobre todo si la comparamos con el original, donde Bernal da todo un recital de interpretación.


No voy a decir mucho más, solo que intentéis verla porque creo que merece la pena. En mi caso además de por lo que bien que lo pasé porque recuperé ese mundo genial de la música clásica, que tenía un poco abandonado. Aunque solo valga para terminar este texto con el “Bolero” de Ravel de fondo ya ha merecido la pena. Seguid las aventuras de este “Mozart en la jungla” de asfalto que es la ciudad de Nueva York, una jungla de edificios, de egos enfrentados, de dinero, de envidias…pero sobre todo de reverencia por la música.

sábado, 5 de marzo de 2016

Jóvenes y lectura


No me voy a extender en un tema que es algo polémico y en el que no nos ponemos de acuerdo. Por definirme yo soy de los que prefieren como lecturas para clase los de la fila de abajo...
Dos vídeos de youtube para animar un poco la cuestión. Quizá el primero un poco exagerado y el segundo siempre puede valernos para algo.


jueves, 3 de marzo de 2016

Videopoema "Solo"



Texto: un Juan Romero de hace muchos, pero muchos, años
Fotos: Juan Romero
Música: "Clouds", de Jason Shaw, de su página Audionautix



 

martes, 1 de marzo de 2016

"El puente de los espías" de Steven Spielberg


Sobre todo por cuestiones de tiempo no voy demasiado al cine últimamente, aunque también es cierto que la cartelera no es demasiado atractiva en estos meses. Eso no quiere decir que deje de ver algunas películas que me hubiera gustado ver en la pantalla grande pero que cuando se estrenaron, por unas razones u otras, no tuve oportunidad de hacerlo. Lo que me queda es verlas en casa tranquilamente cuando ya se puede acceder a ellas, ya sea en dvd o cuando se estrenan en algunos de los canales de pago. Así que hoy voy a dejar cuatro cosas sobre la última que vimos en casa y que nos dejó completamente satisfechos. Cine de verdad, de ese que hoy no se ve demasiado, sin presencia de efectos especiales, sin ser una revisión de alguna película antigua o una segunda, tercera o cuarta parte de alguna de las sagas habituales. En su momento me quedó mucha pena de no poder verla en el cine, pero cuando pude ya no estaba en cartelera, había que esperar. Pero la espera mereció la pena, el día que la vimos andábamos algo cansados y nos planteamos verla en dos partes, porque duraba casi dos horas y media y no estaba claro que fuéramos a aguantar tanto. Pero a los diez minutos ya estábamos completamente despiertos y no pudimos dejarla hasta el final. Al hilo de esto, no sé por qué ahora muchas historias son largas hasta el agotamiento, en muchos casos no creo que sea necesario pero parece que es la moda últimamente, que no hay una que baje de los ciento cincuenta minutos. Este último fin de semana disfrutamos de una gran película, “El puente de los espías”. Ya de entrada os digo que si no la visteis en su momento y sois aficionados al cine con mayúsculas no podéis dejarla pasar.

El primer reclamo es que es, de momento, la última película de Steven Spielberg. No vamos a descubrir ahora a uno de los más grandes directores de cine que quedan del otro lado del océano. De esos que saben mezclar a la perfección el entretenimiento con la calidad. Creo que muy pocas de sus películas no me gustaron, siempre tienen algo destacable. Y muchas de ellas figurarán para siempre entre mis favoritas, y no solo mías, no creo que ningún buen aficionado no tenga más de una en su lista. Capaz de manejar los más grandes efectos especiales en cintas de mero entretenimiento, pero sin dejar de lado la calidad y al mismo tiempo capaz de cambiar de registro y dejarnos algunas de las más grandes historias del cine. “Salvar al soldado Ryan”, “La lista de Schindler”, “El color púrpura”, “Caballo de batalla” y muchas más. Creo que la primera que recuerdo que llevaba su firma fue “El diablo sobre ruedas”, y creo que aún sueño con la tensión que me había provocado aquel camión persiguiendo al coche durante toda la cinta. Un director que busca grandes taquillas, pero siempre con algo que aportar. Y esta creo que sube directamente a uno de los primeros puestos. Filmada con una sobriedad asombrosa, con un manejo de la cámara centrado muchas veces en los primeros planos de las caras de los actores, con una ambientación realmente conseguida y con un desarrollo de la acción que hace que estés totalmente pendiente de lo que está pasando. Además de esto la dirección de actores me parece realmente impresionante, siempre colocándolos en el lugar preciso, enfrentándolos en escenas que se te quedan grabadas, jugando con las expresiones, con las sonrisas sarcásticas o con la frase, o en muchas ocasiones una sola palabra, que hace que no puedas quedarte indiferente. Evidentemente me declaro un fan casi incondicional de Spielberg y de todo lo que hace (y eso que una de sus más famosas películas, “ET”, no es que me encante. Un director que además crea escuela, que no se centra solo en esa faceta, sino que como productor nos deja otras pequeñas joyas, tanto del cine como últimamente de la televisión, series como “Hermanos de sangre” o sus trabajos como productor con uno de sus más claros seguidores, J. J. Abrams, que le debe mucho.

El protagonista de la historia es Tom Hanks, otro de mis actores favoritos y que no me decepciona nunca. Pero parece que cuando colabora con Spielberg aún da más de sí, o es el director el que hace que lo haga. Creo que muchos de sus mejores papeles los hace en las películas en las que lo dirige y en esta no puede ser menos. La verdad es que borda el papel de ese abogado de seguros que de repente se ve metido en un asunto de espionaje, de intercambio de rehenes, de sufrir el odio de la gente que lo rodea por lo que está haciendo cuando él solo quiere ver cómo la justicia es exactamente igual para todos, eso es lo que le mueve. Pero a su lado quedé realmente asombrado con el papel reservado al espía ruso que es detenido y que Hanks tiene que defender. El personaje de Rudolf Abel está interpretado por un actor al que creo que vi pocas veces, aunque tiene unas cuantas películas y series de televisión, Mark Rylance que vi ayer que por este papel ganó el Óscar como mejor actor secundario, creo que más que merecido. La calma con la que se toma todo, sus caras, su especial sentido del humor y las miradas de aprecio hacia su abogado son realmente destacables, cada vez que aparece llena la pantalla con su magnetismo; tanto que por momentos incluso eclipsa un poco al protagonista (o eso nos quiere hacer ver el director). Como suele ocurrir en estas películas más, digamos serias, del director, el resto son actores algo menos conocidos, pero todos están sobresalientes.

Nos cuenta la historia de Rudolf Abel, un espía ruso detenido por las autoridades americanas y al que quieren juzgar más de cara a la galería que en realidad, porque ya está condenado desde el principio. Para hacerlo eligen a James B. Donovan, un abogado especializado en seguros pero que se ve metido en esto más por obligación que porque realmente quiera. Pero por su forma de ser es incapaz de no involucrarse y hacer las cosas en serio, sea quien sea la persona a la que tiene que defender. Evidentemente el espía es condenado y a partir de ese momento se verá metido sin querer en una serie de intrigas políticas que lo llevarán desde su casa a Berlín en un viaje lleno de problemas. Supongo que la mayor parte de la gente la habrá visto, pero no cuento más para los que no lo hicieron. Además la historia está inspirada en hechos y personajes reales, descubriendo al final muchas más cosas que hizo Donovan.

Para mí lo mejor, además de la historia y las actuaciones es la sobriedad y al mismo tiempo pasión con la que está hecha. No nos vamos a ver metidos en largos diálogos ni en escenas que se recrean en los escenarios o ambientes. Diálogos cortos y siempre trascendentes, una forma de decir mucho con pocas palabras o de contar mucho con una sola imagen o una escena. En esa época estaban inmersos en los años más duros de la Guerra Fría y los americanos (porque son en los que se centra la historia) vivían en una continua situación de miedo ante un ataque nuclear. Dos escenas en un colegio y dos breves acontecimientos del protagonista con su hijo dejan completamente clara esa situación. Quizá otro director se explayaría en contarnos mucho más, en largos momentos sobre ese tema. A Spielberg no le hace falta, con esas dos cositas ya nos queda bien claro cómo era la situación en aquel momento.



Una película más que destacable, de esas que se ven pocas hoy en día. Cine de verdad, con una buena historia y unas excelentes interpretaciones. Una cinta donde no solo podemos ver el trabajo de los actores en pantalla, sino también el de un gran director al que muchos han imitado y que tiene una forma personal y grande de hacer cine, ya sea en superproducciones de acción o efectos especiales como cuando nos cuenta una historia que seguramente a él también le impactó. De lo mejor que he visto en los últimos años.