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domingo, 19 de junio de 2016

"O espello do mundo", Ramón Nicolás



No me resultaba nada fácil afrontar el comentario de hoy por una serie de razones muy especiales. Hacía tiempo que tenía conocimiento de esta novela y la verdad es que me daba un poco de miedo ponerme a ello. Pero tras leerla todo eso desapareció, porque me pareció realmente buena, muy bien escrita y con una historia que te atrapa desde el principio, tanto es así que me duró realmente poco y volveré a leerla con mucha más calma cualquier día de estos. Viene esta pequeña introducción a cuento de que el autor de la misma es un compañero de trabajo desde hace muchos años, pero por encima de todo es un buen amigo y siempre es una responsabilidad comentar algo escrito por alguien que vas a ver al día siguiente de que aparezca publicado. Ya de entrada dejo patente mi admiración y una cierta envidia por haber sido capaz de afrontar una tarea como ponerse a escribir una novela, sobre todo sabiendo que es una persona que no tiene todo el tiempo del mundo, que siempre tiene sus compromisos, su familia, su trabajo…, tarea muy complicada. Lo mejor que puedo decir de ella es que me quedó un gusto amargo al acabarla, porque quería leer más, quería conocer más cosas de las historias de sus protagonistas, llegar más allá. Se me hizo corta, muy corta. La novela es completamente reciente, apareció a la venta el 9 de este mismo mes de junio, una fecha que nunca olvidará su autor, eso seguro. La novela está escrita en gallego y aunque creo que tendría su público tengo la impresión de que no lo hará en castellano. El autor es Ramón Nicolás Rodríguez y la novela “O espello do mundo”.

Ramón Nicolás es un conocido crítico y estudioso de la literatura gallega desde hace varios años. Nació en Vigo en 1966, Licenciado en Filología Galaico-Portuguesa y profesor de Lengua Gallega y Portuguesa en varios institutos. También se dedicó algunos años a la docencia universitaria. En este momento desempeña su trabajo docente en el IES Valadares, en Vigo. Esta no es su primera obra publicada, ya que tiene un buen bagaje detrás, pero sí la primera de narrativa original. Hasta este momento su producción está dedicada a la crítica literaria dentro del mundo de la literatura gallega, a las traducciones a esta lengua de otras novelas y también escribe semanalmente en el suplemento cultural “Fugas” de “La Voz de Galicia”. Además de todo esto, que no es poco, tiene un blog https://cadernodacritica.wordpress.com/ en el que va publicando diversos comentarios sobre nuevas publicaciones y otros temas. Dirige la colección “Bibliotecas das letras galegas” de la Editorial Xerais. Varios premios se añaden a este trabajo, el último el “Losada Diéguez de ensayo” y el premio “AELG” al mejor ensayo de 2012 por la publicación de “Onde o mundo se chama Celso Emilio Ferreiro” (2012). Con todo esto detrás y más cosas que se podrían mencionar aparece ahora su primera obra narrativa original, esperando que no sea la única. Sé lo que le costó, mucho tiempo y mucho esfuerzo, pero creo que se puede sentir completamente orgulloso y plenamente satisfecho del trabajo realizado.

“O espello do mundo” es una novela a medio camino entre el género histórico, el epistolar y el resultado de una trabajosa y complicada investigación sobre la vida en los monasterios fundamentalmente femeninos entre los siglos XI y XII. La historia gira en torno a dos personajes fundamentales del pasado y una especie de hilo conductor que los descubre y nos va contando esas historias. Martiño es un joven profesor de historia que recibe un tesoro en forma de una caja con unos documentos que pide que investigue, interprete y decida si tienen algún valor. Gracias a ellos descubriremos la vida en un monasterio femenino San Pedro de Ramirás (Ourense), centrado sobre todo en la figura de su superiora, Ona Guiomar. En ella descubriremos una mujer fuerte, en plena lucha con sus obligaciones como la persona que tiene que encargarse de todo en el monasterio, desde lo material hasta lo espiritual. Alrededor de ella una serie de monjas, sacerdotes, campesinos…, muchas cosas que la llevarán al límite en muchas ocasiones, teniendo que tomar decisiones que a veces no le gustan pero que son necesarias para la buena marcha del convento. Pero además de esto Martiño también descubre que había tenido una comunicación epistolar con otra monja alemana que desempeñaba su misma labor pero a muchos quilómetros de distancia. Así descubriremos a Hildegarda von Bingen, un personaje complejo, sorprendente y adelantada a su tiempo. Solo conoceremos las cartas que esta segunda le enviaba a la primera, ya que son las únicas que se conservan. Pero a través de ellas podemos percibir las preocupaciones de las dos, sus inquietudes, sus problemas y los múltiples consejos que ambas se enviaban.

Este segundo personaje central de la novela es una figura histórica con mucha relevancia, a pesar de que mi primer conocimiento sobre la misma vino cuando en el año 2012 el papa Benedicto XVI la nombró doctora de la iglesias. Un personaje muy interesante, monja, visionaria con profecías, creadora de un lenguaje, mística, médica, compositora… Uno de los personajes más influyentes de la baja Edad Media. Antes o después de la lectura de la novela os recomiendo dar un paseo por internet para saber algo más de esta polifacética monja medieval. Ona Guiomar es una invención del autor, pero aparece tan cercana y tan humana que tranquilamente podría haber existido. Entre ambas se establece una relación que va más allá de los meros consejos sobre cómo llevar a buen término su trabajo como abadesas. Una relación de amistad e incluso de una cierta dependencia cuando alguna de ellas se encuentra con un verdadero problema y espera el consejo o las reflexiones de la otra. Al final de cada carta de Hildegarda con encontraremos con una serie de textos extraídos de un libro de medicina que la monja alemana estaba preparando. Ahí leeremos cosas realmente curiosas e interesantes sobre las propiedades que en la época se le daban a diversas plantas, árboles, piedras o animales, capaces de curar casi cualquier mal. Tras estos textos podemos ver, una vez más, el gran trabajo de documentación que hay detrás de esta apasionante historia.

La obra es breve pero la cantidad de información que vamos a poder sacar de su lectura es mucho mayor que el número de páginas que tiene. Además de lo dicho al final del párrafo anterior sabremos mucho sobre la vida dentro y fuera de un monasterio básicamente femenino en la Edad Media tanto aquí como en Alemania. La difícil convivencia con el sexo masculino ya sea en forma de sacerdotes, trabajadores, comerciantes y demás. Los problemas entre ellas, la cantidad de posesiones y tierras que tenían que gestionar, la economía o los enfrentamientos con otros monasterios cercanos. Un mundo lleno de problemas diarios que resolver. E inmerso en ellos el personaje de Martiño, a veces un poco perdido tanto dentro de su vida como en la investigación que está realizando.

La novela está muy bien escrita, concentrando gran cantidad de información e imágenes con muy pocas palabras. La prosa fluya para el lector con gran facilidad y la obra gusta tanto por las historias que cuenta por cómo las cuenta. Parece mentira que un narrador novel pueda dominar de esa manera la forma de contar, concentrando tanto en tan poco. Claro que detrás hay todo un mundo de lecturas, de reflexiones, de estudios que tuvieron que ayudarle mucho. Como le dije a él mismo la cantidad de envidia sana que iba sintiendo a medida que pasaba las páginas era casi tan grande como lo que estaba disfrutando con ellas. La mayor pena que me quedó fue que se me hiciera tan corta. Casi acabas de empezarla y casi sin darte cuenta estás llegando a las últimas páginas. Y te queda esa sensación de que querías leer más, saber más cosas de Martiño, de ona Guiomar y de Hildegarda, pero te quedas con las ganas. No es exagerar ni hacer la pelota decir que me gustó mucho y que disfrute enormemente de la lectura. Así el comentar una novela de un amigo se convierte en algo mucho más fácil, sabiendo además lo mucho que le costó, la cantidad de horas dedicadas a investigar, escribir y corregir; pero al final es tiempo más que bien invertido porque el resultado es espléndido. Os dejo también el booktrailer, realizado por Iago Nicolás, hijo del autor, así todo queda en casa,  pero también hay que decir que es muy bueno.

Enhorabuena Ramón por esta primera incursión en la narrativa.


miércoles, 4 de mayo de 2016

"Penny Dreadful"

Desde siempre fui aficionado al terror, tanto en forma de novela como visual. Crecí leyendo a los grandes clásicos del género y a muchos de ellos aún los releo hoy de vez en cuando. No es descabellado pensar que la mayor parte de lo que aparece hoy relacionado con el género bebe de esas novelas que todo gran aficionado conoce y respeta como la fuente de casi todo lo que vino después. Hace tiempo que no leo nada, o casi nada, que me llame demasiado la atención dentro de este género, salvo alguna cosa puntual de autores actuales más que reconocidos y algunos escritores nuevos, (curiosamente muchos de ellos españoles como Loureiro, Sisi y alguno más). Reconozco que no es fácil escribir algo distinto o nuevo, que tenga una historia original que se aleje de lo ya escrito, pero tampoco es cuestión de seguir repitiendo hasta la saciedad lo mismo de siempre. Y en el cine o la televisión ya ni te cuento. Hoy por hoy todo es una sucesión de sangre, vísceras, asesinatos brutales (parece que la originalidad está en ver quién crea la forma más desagradable y visual de matar a alguien) y escenas que más que miedo provocan repulsión. O eso o dedicarse a hacer versiones nuevas de películas anteriores que no aportan nada de nada al género. Y en televisión es más que difícil encontrar alguna seie dedicada al género. Sigue quedando como una de mis favoritas aquella española de “Mis terrores favoritos” y pocas más destacables puedo recordar.

Viene esta introducción a cuento de que hoy os voy a dejar un par de cosas sobre una serie que estoy viendo que responde a este género y que me está gustando bastante. No voy a decir que sea original del todo, porque es de las que juegan con esos clásicos que mencionaba al principio, mezclando varios personajes de este tipo de novelas. No suelen gustarme demasiado este tipo de mezclas porque suelen dar lugar a cosas algo flojas, inconexas y a veces incoherentes. Pero eso es algo que no ocurre en esta, filmada con gran calma, gusto y hasta originalidad en la forma de tratar y juntar a estos personajes. Como lector de las grandes novelas del género me declaro seguidor del llamado terror gótico. Ese que transcurre sobre todo en el Londres victoriano, con sus calles sucias y llenas de gente, su niebla y los misterios que esta esconde y ese ambiente típico que todos reconocemos enseguida. La serie se titula “Penny Dreadful” y va por la tercera temporada en este momento, recientemente empezada en Estados Unidos; así que la primera es del 2014. De momento vi la primera entera y dos de la segunda y el interés no decae en ningún momento, al revés, interés, tensión y misterio son las claves de cada capítulo. Lo que no entendía era el título y tras investigar un poco descubrí que hace referencia a unas pequeñas novelas por entregas y colecciones de novelas cortas que se publicaban en Inglaterra en aquella época con temática de este tipo, misterio y terror.


¿Cuál es la historia? No quiero destriparla demasiado pero contaré que mezcla personajes novelescos con otros creados para la serie, aunque muchos de ellos también están relacionados con las novelas. Gira alrededor de cinco personajes principales, Sir Malcolm Murray, Vanessa Ives, el americano Ethan Chandler, el doctor Víctor Frankenstein y el criado de Murray, Sembene. Ellos son el núcleo de todo lo que ocurre. Como se ve uno de ellos bebe directamente de la literatura, el doctor Frankenstein que, por supuesto, aparecerá con su famosa criatura sacada de la muerte para llevar una nueva vida de soledad y rechazo. La historia principal de la primera temporada es la búsqueda por parte de Malcolm Murray de su hija, que está bajo el influjo de un poderoso vampiro muy cercano en su imagen al de la conocida película “Nosferatu” que al clásico de la Hammer. Vanessa Ives es una extraña joven que parece tener poderes relacionados con el diablo y un cierto contacto con Mina, la hija de Sir Murray, a la que este usa para poder localizarla. Su hija es Mina Harker, uno de los personajes del “Drácula” de Bram Stoker. En el medio está un pistolero americano al que reclutan del circo de Buffalo Bill al principio del primer capítulo. Apoyados por el doctor y el criado de color emprenderán una aventura en busca del vampiro por los lugares más sórdidos de Londres. Además de eso tenemos a la criatura, al monstruo, que intenta por un lado llevar una vida más o menos normal con un físico que lo condiciona. Y también aparecerá otro famoso personaje literario con una serie de intervenciones importantes para el desarrollo de la historia, el conocido Dorian Gray y su famoso retrato. Como vemos una mezcla en la que tendremos algún personaje conocido más pero que no desvelaré para mantener el interés pero algunas sorpresas están garantizadas, sobre todo a final de temporada. En la segunda empezamos más o menos una nueva historia, pero con este mismo núcleo central.

Una de las mejores cosas de la serie son las interpretaciones y la ambientación, una mezcla que de nuevo convierte un producto televisivo en algo muy cercano al cine, la verdad es que sería un gusto poder verla en una gran pantalla en uno de esos cines de mi juventud, con sus palcos y su aire de gran espectáculo y no en una de esas pequeñas y frías salas que tenemos ahora. Actores bastante conocidos, algunos de nombre y otros de cara, pero todos espectaculares en sus interpretaciones. Malcolm Murray es Timothy Dalton, más que conocido, dando imagen a un hombre torturado, egoísta y capaz de cualquier cosa para conseguir su objetivo. Pero para mí por encima de todos destaca el más extraño, el que más sorprende y que conseguirá ponernos los pelos de punta y que mantengamos la respiración en más de un momento. Quizá el personaje más importante de la serie porque casi todo gira alrededor de ella, es Vanessa Ives, interpretada por Eva Green. Una actriz con algo de cine a sus espaldas pero que me parece realmente buena. Es más, hace un par de días vi un tráiler de lo nuevo de Tim Burton, y ella tiene uno de los papeles protagonistas, solo por las pocas escenas que vi ya promete. Y el resto son caras bastante conocidas la mayor parte, pero ninguno en absoluto desentona con el ambiente y la media general. Ya sean personajes femeninos, masculinos o algunos que solo salen de vez en cuando, todos hacen que disfrutes como pocas veces de unas interpretaciones muy por encima de la media televisiva.

Uno de los productores es Sam Mendes, y como nota curiosa los dos primeros capítulos fueron dirigidos por Juan Antonio Bayona, el realizador español que con su forma de hacer cine está convenciendo a los americanos y ya tiene más proyectos de aquel lado del mar. Estos dos primeros son realmente una genialidad y se nota la mano del director en todos los sentidos, están un punto por encima en cuanto a las formas del resto y casi esos dos solos podrían ser una gran película del género.
La ambientación es fundamental en este tipo de historias y aquí brilla con luz propia. Ya estamos más que acostumbrados a ver el Londres de esta época, pero no deja de sorprenderme cuando se hace bien. Las calles, las ropas, la gente, los ambientes son elementos fundamentales para dotar de un mínimo de credibilidad aquello que estamos viendo y perdería mucho si se hiciera de una forma chapucera. Los detalles están cuidados y toda esa ambientación contribuye a mantener la atención del espectador y darle la calidad que tiene a la serie.


Capítulos de cincuenta minutos, temporadas cortas de entre ocho y diez episodios y unos finales de cada uno que te dejan en vilo hasta poder ver el siguiente. Como era de esperar teniendo en cuenta la época y los personajes no esperéis una orgia de violencia y sangre, hay violencia y alguna escena desagradable, pero sigue siendo de esas en las que el miedo, la tensión y el terror se consiguen más con lo que no se ve que con lo que se ve. Hay algún momento de los tres últimos de la primera temporada que pueden poner los pelos de punta y hacerte aguantar la respiración hasta que la tensión se resuelve. Y como dije esa mezcla de clásicos del género no sorprende en ningún momento, es más, hasta parece lógica y esperable. Como en otros casos yo recomiendo verla en versión original, gana mucho, aunque solo sea por disfrutar de la tenebrosa voz en algún momento de Timothy Dalton, de la tensión que se consigue viéndola así, creo que está en concreto doblada pierde algo. Recomendable para los aficionados al terror gótico, a la forma más clásica del terror y lejos de eso que hoy quieren meter dentro del género pero que a veces provoca todo lo contrario.

martes, 8 de marzo de 2016

"Mozart in the jungle"


Cuando era estudiante, aunque mucha gente no lo entendía, tenía la buena o mala costumbre de preparar mis exámenes siempre con música de fondo. Nunca soporté demasiado bien el absoluto silencio de las bibliotecas, que más que ayudarme a concentrarme lo que hacía era ponerme algo histérico. Como fondo de aquellos estudios, sobre todo cuando eran serios, casi siempre tenía música clásica, creo que al no tener letra ayudaba un poco más a concentrarme y aislarme del mundo exterior. Luego la seguí escuchando, pero cada vez quedaba más lejos en las opciones de algo que escuchar Viene esta introducción a cuento de la serie que os dejo hoy, que volvió a meterme en el mundo de este tipo de música y a hacer que vuelva a sonar de fondo en muchos momentos del día, mientras trabajo en casa, leo o en el coche. Me la recomendó un buen amigo, porque no había oído hablar demasiado de ella, pero tras ver un par de episodios me quedé enganchado a “Mozart in the jungle” por un montón de razones, no solo por ese fondo de música clásica que flota en todo momento.

Curiosamente es una producción de Amazon, que ahora lleva un tiempo intentando meterse dentro de este mundo televisivo con series más o menos pequeñas pero buscando siempre la calidad, aunque algunas fracasaron estrepitosamente, aunque no es el caso de esta. Además de tener un buen éxito de audiencia ganó dos Globos de Oro en la edición de este año. Uno a la mejor producción de comedia o musical y el otro para uno de sus actores protagonistas. En poco tiempo me ventilé las dos temporadas que hay hasta el momento y estoy esperando que aparezca la tercera. Son temporadas cortas, de diez episodios cada una, y además es de esas series que puedes ver en cualquier momento perdido, porque cada uno dura poco más de veinte  minutos.

La serie está inspirada en una novela de Blair Tindall, una oboísta en varias orquestas y periodista además. El título es el mismo de la serie, “Mozart en la jungla: sexo, drogas y música clásica”. Los primeros capítulos están dirigidos por conocidos directores, tanto de cine como de series y también los productores son bastante conocidos. Uno de ellos, que además en cierto momento aparecerá como actor fijo en la misma, es Jason Schwartzman, conocido actor y que es también el creador de una de las series más extrañas, originales y cínicas que se pueden ver, aunque ya tiene un tiempo, “Boreth to death”, por cierto, más que recomendable.

El protagonista de la serie es la Orquesta Sinfónica de Nueva York, sus músicos, sus directores, los gestores de la misma, donantes y demás personas que circulan alrededor de toda esta gran estructura. Para mí la protagonista central es la música, todos los que en ella aparecen de un modo u otro viven por y para ella, para la gran música. Al principio conoceremos a Hailey, una joven oboísta que tiene el sueño de poder tocar en esa gran orquesta. Empieza la serie con el cambio de director. Thomas Penbridge está ya un poco mayor y deciden traer a un joven algo excéntrico, Rodrigo de Sousa. A partir de aquí todo cambiará un poco, Rodrigo tiene una forma curiosa de trabajar, de dirigir y de comportarse. Su vida es un pequeño caos, dominado por la pasión en todo lo que hace, ya sea con la orquesta o con su vida. Hailey se convertirá en su asistente, además de intentar entrar en la orquesta para lo que tendrá que enfrentarse con alguno de sus compañeros. Todo esto aderezado, como dice el título de la novela, con algo de sexo diverso y variado, una pequeña porción de drogas (genial el personaje del percusionista) y mucha música clásica. Un mundo de intrigas, de pasiones de todo tipo, de rivalidades, de amor a las personas, a la música y a uno mismo. Pero que nadie piense que tiene tono de tragedia o drama, para nada. En realidad es una comedia con la que nos reiremos muchas veces, con situaciones a veces ridículas y otras geniales, con personajes realmente estupendos que nos harán querer seguir viendo que pasa con sus pequeñas y grandes vidas. Hasta el más pequeño, como puede ser Pavel, el encargado del mantenimiento de la sala, tendrá algo importante que decir en más de un momento.


En cuanto a los actores todos geniales. Para los dos papeles quizá centrales, los dos directores, se guardan a dos grandes actores, uno ya más que reconocido y otro que con esta serie y alguna película anterior, está entrando de lleno en el mundo del cine americano. Thomas Pembridge está interpretado por Malcom McDowell, entre otras muchas cosas, el inolvidable protagonista de “La naranja mecánica”. Excéntrico, cascarrabias, una persona que no lleva nada bien tener que dejar SU orquesta a otra persona, algo que a veces entiende y defiende pero que en otras ocasiones no lleva tan bien. Pero el personaje central es Rodrigo de Sousa, el joven genio mejicano que llega para hacerse cargo de la gran orquesta y a la que quiere convertir en la mejor posible con mucho trabajo, pasión y más de una excentricidad. Gael García Bernal es el encargado de encarnar a este personaje y lo borda. Él es el ganador del Globo de Oro del 2016 al mejor actor de comedia o musical, y creo que lo merece con creces porque está realmente impresionante. Con sus rarezas, su mate, su forma de hacer las cosas pensando solo en su música y en la excelencia de la orquesta, todos los mejores momentos de la serie están prácticamente en sus manos.

No me canso de decir que hoy por hoy hay más calidad en general en muchas series de televisión que en el cine y está, de nuevo, es otra de las pruebas. Es una serie fresca, original, con momentos realmente grandes que nos harán disfrutar sin grandes complicaciones, pero impecablemente facturada. El nivel de dirección e interpretación es realmente alto y le da un gran empaque a una historia nada complicada. Parece que no va a dar demasiado de sí, que solo será una colección de cosas raras de Rodrigo, de los problemas entre los músicos o el director o de las complicadas relaciones entre ellos, pero no. Yo me quedé enganchado a esta historia, a sus derivaciones con otros personajes que parecen ajenos a ese mundo pero que tendrán mucho que ver entre ellos y que aportarán muchas cosas. Todo un entramado de música y notas que afecta a mucha más gente que los músicos. Y todo tratado con un gran sentido del humor que nos hará pasar un gran rato. Eso sí, yo la recomendaría en versión original subtitulada. No es que esté mal en la versión doblada, pero la voz de Rodrigo en esta quizá sea algo forzada de más, sobre todo si la comparamos con el original, donde Bernal da todo un recital de interpretación.


No voy a decir mucho más, solo que intentéis verla porque creo que merece la pena. En mi caso además de por lo que bien que lo pasé porque recuperé ese mundo genial de la música clásica, que tenía un poco abandonado. Aunque solo valga para terminar este texto con el “Bolero” de Ravel de fondo ya ha merecido la pena. Seguid las aventuras de este “Mozart en la jungla” de asfalto que es la ciudad de Nueva York, una jungla de edificios, de egos enfrentados, de dinero, de envidias…pero sobre todo de reverencia por la música.

sábado, 5 de marzo de 2016

Jóvenes y lectura


No me voy a extender en un tema que es algo polémico y en el que no nos ponemos de acuerdo. Por definirme yo soy de los que prefieren como lecturas para clase los de la fila de abajo...
Dos vídeos de youtube para animar un poco la cuestión. Quizá el primero un poco exagerado y el segundo siempre puede valernos para algo.


jueves, 3 de marzo de 2016

Videopoema "Solo"



Texto: un Juan Romero de hace muchos, pero muchos, años
Fotos: Juan Romero
Música: "Clouds", de Jason Shaw, de su página Audionautix



 

martes, 1 de marzo de 2016

"El puente de los espías" de Steven Spielberg


Sobre todo por cuestiones de tiempo no voy demasiado al cine últimamente, aunque también es cierto que la cartelera no es demasiado atractiva en estos meses. Eso no quiere decir que deje de ver algunas películas que me hubiera gustado ver en la pantalla grande pero que cuando se estrenaron, por unas razones u otras, no tuve oportunidad de hacerlo. Lo que me queda es verlas en casa tranquilamente cuando ya se puede acceder a ellas, ya sea en dvd o cuando se estrenan en algunos de los canales de pago. Así que hoy voy a dejar cuatro cosas sobre la última que vimos en casa y que nos dejó completamente satisfechos. Cine de verdad, de ese que hoy no se ve demasiado, sin presencia de efectos especiales, sin ser una revisión de alguna película antigua o una segunda, tercera o cuarta parte de alguna de las sagas habituales. En su momento me quedó mucha pena de no poder verla en el cine, pero cuando pude ya no estaba en cartelera, había que esperar. Pero la espera mereció la pena, el día que la vimos andábamos algo cansados y nos planteamos verla en dos partes, porque duraba casi dos horas y media y no estaba claro que fuéramos a aguantar tanto. Pero a los diez minutos ya estábamos completamente despiertos y no pudimos dejarla hasta el final. Al hilo de esto, no sé por qué ahora muchas historias son largas hasta el agotamiento, en muchos casos no creo que sea necesario pero parece que es la moda últimamente, que no hay una que baje de los ciento cincuenta minutos. Este último fin de semana disfrutamos de una gran película, “El puente de los espías”. Ya de entrada os digo que si no la visteis en su momento y sois aficionados al cine con mayúsculas no podéis dejarla pasar.

El primer reclamo es que es, de momento, la última película de Steven Spielberg. No vamos a descubrir ahora a uno de los más grandes directores de cine que quedan del otro lado del océano. De esos que saben mezclar a la perfección el entretenimiento con la calidad. Creo que muy pocas de sus películas no me gustaron, siempre tienen algo destacable. Y muchas de ellas figurarán para siempre entre mis favoritas, y no solo mías, no creo que ningún buen aficionado no tenga más de una en su lista. Capaz de manejar los más grandes efectos especiales en cintas de mero entretenimiento, pero sin dejar de lado la calidad y al mismo tiempo capaz de cambiar de registro y dejarnos algunas de las más grandes historias del cine. “Salvar al soldado Ryan”, “La lista de Schindler”, “El color púrpura”, “Caballo de batalla” y muchas más. Creo que la primera que recuerdo que llevaba su firma fue “El diablo sobre ruedas”, y creo que aún sueño con la tensión que me había provocado aquel camión persiguiendo al coche durante toda la cinta. Un director que busca grandes taquillas, pero siempre con algo que aportar. Y esta creo que sube directamente a uno de los primeros puestos. Filmada con una sobriedad asombrosa, con un manejo de la cámara centrado muchas veces en los primeros planos de las caras de los actores, con una ambientación realmente conseguida y con un desarrollo de la acción que hace que estés totalmente pendiente de lo que está pasando. Además de esto la dirección de actores me parece realmente impresionante, siempre colocándolos en el lugar preciso, enfrentándolos en escenas que se te quedan grabadas, jugando con las expresiones, con las sonrisas sarcásticas o con la frase, o en muchas ocasiones una sola palabra, que hace que no puedas quedarte indiferente. Evidentemente me declaro un fan casi incondicional de Spielberg y de todo lo que hace (y eso que una de sus más famosas películas, “ET”, no es que me encante. Un director que además crea escuela, que no se centra solo en esa faceta, sino que como productor nos deja otras pequeñas joyas, tanto del cine como últimamente de la televisión, series como “Hermanos de sangre” o sus trabajos como productor con uno de sus más claros seguidores, J. J. Abrams, que le debe mucho.

El protagonista de la historia es Tom Hanks, otro de mis actores favoritos y que no me decepciona nunca. Pero parece que cuando colabora con Spielberg aún da más de sí, o es el director el que hace que lo haga. Creo que muchos de sus mejores papeles los hace en las películas en las que lo dirige y en esta no puede ser menos. La verdad es que borda el papel de ese abogado de seguros que de repente se ve metido en un asunto de espionaje, de intercambio de rehenes, de sufrir el odio de la gente que lo rodea por lo que está haciendo cuando él solo quiere ver cómo la justicia es exactamente igual para todos, eso es lo que le mueve. Pero a su lado quedé realmente asombrado con el papel reservado al espía ruso que es detenido y que Hanks tiene que defender. El personaje de Rudolf Abel está interpretado por un actor al que creo que vi pocas veces, aunque tiene unas cuantas películas y series de televisión, Mark Rylance que vi ayer que por este papel ganó el Óscar como mejor actor secundario, creo que más que merecido. La calma con la que se toma todo, sus caras, su especial sentido del humor y las miradas de aprecio hacia su abogado son realmente destacables, cada vez que aparece llena la pantalla con su magnetismo; tanto que por momentos incluso eclipsa un poco al protagonista (o eso nos quiere hacer ver el director). Como suele ocurrir en estas películas más, digamos serias, del director, el resto son actores algo menos conocidos, pero todos están sobresalientes.

Nos cuenta la historia de Rudolf Abel, un espía ruso detenido por las autoridades americanas y al que quieren juzgar más de cara a la galería que en realidad, porque ya está condenado desde el principio. Para hacerlo eligen a James B. Donovan, un abogado especializado en seguros pero que se ve metido en esto más por obligación que porque realmente quiera. Pero por su forma de ser es incapaz de no involucrarse y hacer las cosas en serio, sea quien sea la persona a la que tiene que defender. Evidentemente el espía es condenado y a partir de ese momento se verá metido sin querer en una serie de intrigas políticas que lo llevarán desde su casa a Berlín en un viaje lleno de problemas. Supongo que la mayor parte de la gente la habrá visto, pero no cuento más para los que no lo hicieron. Además la historia está inspirada en hechos y personajes reales, descubriendo al final muchas más cosas que hizo Donovan.

Para mí lo mejor, además de la historia y las actuaciones es la sobriedad y al mismo tiempo pasión con la que está hecha. No nos vamos a ver metidos en largos diálogos ni en escenas que se recrean en los escenarios o ambientes. Diálogos cortos y siempre trascendentes, una forma de decir mucho con pocas palabras o de contar mucho con una sola imagen o una escena. En esa época estaban inmersos en los años más duros de la Guerra Fría y los americanos (porque son en los que se centra la historia) vivían en una continua situación de miedo ante un ataque nuclear. Dos escenas en un colegio y dos breves acontecimientos del protagonista con su hijo dejan completamente clara esa situación. Quizá otro director se explayaría en contarnos mucho más, en largos momentos sobre ese tema. A Spielberg no le hace falta, con esas dos cositas ya nos queda bien claro cómo era la situación en aquel momento.



Una película más que destacable, de esas que se ven pocas hoy en día. Cine de verdad, con una buena historia y unas excelentes interpretaciones. Una cinta donde no solo podemos ver el trabajo de los actores en pantalla, sino también el de un gran director al que muchos han imitado y que tiene una forma personal y grande de hacer cine, ya sea en superproducciones de acción o efectos especiales como cuando nos cuenta una historia que seguramente a él también le impactó. De lo mejor que he visto en los últimos años.

domingo, 21 de febrero de 2016

Fallece Umberto Eco


No soy de listados de "cosas favoritas", pero si tuviera que hacer uno de los libros que más me han gustado sin dudarlo "El nombre de la rosa" estaría entre ellos ocupando uno de los primeros puestos.
Ayer hemos conocido la noticia de la muerte de Umberto Eco, una persona especial, multidisciplinar y siempre con muchas cosas interesantes que comunicar, decir o escribir. Vaya este pequeño trabajo para el curso que estoy haciendo como homenaje a su persona y su obra.



















 



jueves, 18 de febrero de 2016

PARA SER PROFESOR HOY

Antes de dejaros la receta dejar claro que no hay una fórmula mágica, una receta para todo tiempo y momento, una unión perpetua de ingredientes que garantice el éxito. Y que tampoco será válida para todo el mundo, porque nunca mejor dicho aquello de que “cada maestrillo tiene su librillo”. Así que aquí os dejo la receta base para ser profesor hoy, algo siempre se podrá quitar o añadir, eso irá ya a gusto de cada uno y a los resultados que quiera y pueda conseguir. Lo bueno y lo malo de este receta es que no siempre sale bien y por mucho que pongas a veces hay elementos externos que hacen que no funcione, pero aun así hay que seguir intentándolo y más de una vez saldrá perfectamente. Otras no lo hará, pero eso no puede hacer que no lo sigas intentando.
INGREDIENTES: Lo primero y más necesario es tener un buen bol de vocación donde mezclarlo todo, cuanto más grande mejor, eso es fundamental porque con él tienes buena parte del resultado conseguido. Pero no llega solamente con eso, así que además tendremos que añadir, casi a partes iguales, lo siguiente:
-          Cercanía emocional (para entender, o intentarlo, a todos y cada uno de las personas con las que vas a tener que trabajar, seres individuales cada uno con su forma de ser)
-          Distancia emocional (importante, y no opuesto al anterior; es la única manera de que las cosas no te las lleves siempre para casa, aunque es complicado y a veces imposible, porque cada día te vas a encontrar con nuevos problemas de tu alumnado, y no solo docentes)
-          Conocimientos (de este ingrediente no podemos pecar ni por exceso ni por defecto; con algunos tendrás que añadir más y con otros menos, pero siempre poco a poco, al ritmo que podamos ir marcando entre todos y lo más lejos posible del famoso concepto de “lección magistral”)
-          Sabiduría para transmitirlos (este ingrediente está directamente relacionado con el anterior, de nada vale saber mucho si no eres capaz de comunicarlo)
-          Alegría (que nada te deje caer en la monotonía ni el aburrimiento, no vas a clase a entretenerlos, pero siempre habrá mejor ambiente si tú estás disfrutando, tranquilo y contento)
-          Optimismo (importante para no dejarse vencer por las constantes dificultades que tendrás que afrontar)
-          Paciencia (igual de este hay días que tienes que echar un poco más que otros, o momentos del día en los que te va a hacer más falta, como se gasta antes hay que tener una buena cantidad guardada)
-          Comprensión (no todos somos iguales todos los días en todo momento, este te hará falta para capear temporales, para educar y corregir en vez de castigar)
-          Capacidad crítica (en las dos direcciones, de ellos y ellas hacia ti y viceversa, tú tienes que serlo contigo mismo y ellos consigo mismos, que aprendan a razonar y pensar por sí mismos; eso es algo que también se aprende, no les pongamos los peces en el sedal, que lleguen a pescar ellos mismos)
-          Respeto (al igual que el anterior en dos direcciones, o incluso en tres: de ellos hacia ti, de ti hacia ellos y también entre ellos)
-          Adaptación metodológica (estar al día es fundamental para ir mejorando la receta día a día, la receta de hace diez años no puede ser la misma que la de ahora o la de dentro de otros diez)
-          Innovación y cambio (los tiempos avanzan que es una barbaridad, al igual que con el ingrediente anterior hay que ir buscando nuevos caminos, nuevas vías, nuevos métodos…)
-          Profesionalidad (es tu trabajo y debes realizarlo con la mayor seriedad posible, ser consciente de que estás formando personas y no solo enciclopedias, son individuos que un día saldrán fuera del centro y tendrán que enfrentarse al mundo, cuanto más y mejor los prepares para todo lo que puedan encontrar mejor les irá)
-          Flexibilidad (para poder entender mejormuchas cosas, ser rígidos y demasiado estrictos no nos llevará a un buen resultado)
-          Individualidad (fundamental saber que quien va a recibir todo esto es una persona individual, a unos les gustará más una cosa y a otros otra, unos tendrán necesidad de más ración y otros de menos, pero sin olvidarnos de ninguno)
      Podéis ver un par de vídeos AQUI y AQUI relacionados con todo eso
ELABORACIÓN
Mezclamos todos los ingredientes más o menos a partes iguales hasta obtener una buena mezcla, homogénea y consistente. Tenemos que ser conscientes de que esta es una receta no solo diaria, sino que puede variar de un momento a otro, de un grupo a otro. Por eso tenemos que tener una buena cantidad de todos los ingredientes para ir añadiendo o quitando ciertas cantidades de uno u otro en base a lo que puedas necesitar en cada momento. Eso es algo que irás aprendiendo con la experiencia, pero no te puedes dejar ninguno o el resultado no será equilibrado ni sabroso.
Todos ellos deberán ir aderezados con un buen descanso (las ocho famosas horas de sueño), una buena ducha y un reparador desayuno. Todo eso nos ayudará a preparar la receta en las mejores condiciones posibles.
Hay que tener cuidado con la mezcla para que no predominen unos sabores sobre los otros. Hay que tender a buscar el equilibrio perfecto entre todos ellos. Si en un momento dado abusamos demasiado de alguno podemos estropear el resultado y convertirnos en un robot escupe conocimientos o en algo cercano a un payaso de circo.
Es fundamental que el preparado les dé seguridad en ellos mismos y la capacidad para ser individuos que sean capaces de pensar por ellos mismos, de sacar sus propias conclusiones y no repetir todo como borregos. No es solo una receta de conocimientos, sino de formación de personalidades.
Esta receta, como casi todas, es susceptible de ir mejorando con el tiempo y debe hacerse. Aprendemos cosas que podemos ir incorporando, vemos cosas que funcionan y otras que no tanto, así que tendremos que ir añadiendo y quitando, pensar que siempre puede haber ingredientes nuevos.

Al mismo tiempo cada comensal necesitará mayor o menor cantidad de alguno de estos ingredientes. Las proporciones no dependen del cocinero, sino de la persona que recibe el plato. Casi cada uno necesitará su propia receta y no hay recetas universales. Esto a veces no es fácil, sobre todo si tienes que cocinar para un grupo grande. Evidentemente a unos les gustará más que a otros, pero la señal de que eres un buen cocinero viene años después. Viene cuando te encuentras a esos comensales y te saludan con una sonrisa en la boca, cuanto te cuentan cómo les va la vida y compruebas que el sabor de ese plato que les has puesto a muchos aún les provoca grandes sensaciones, como si no se hubiera ido nunca de sus bocas.

FUENTES